…Orgasmos libres en
cuerpos soberanos; pueblos libres en territorios descolonizados…
Tribu,
manada, colectivo, comunidad;
conjuntos
de múltiples territorios; entrelazada multiplicidad.
Flujos,
lagos, eyaculaciones, mares;
devenires
de sucesivas entrañas; aguas bravas de resistencia.
Lema,
orgasmo, conjuro, gemido;
himnos
cantados de no asimilación; panfletos efímeros de existencia.
Pliegues,
pelos, montes, michelines;
cordilleras
identitarias que asemejan barricadas; cuerpo-territorio contra la
intransigencia.
…Somos el azote de los
exilios desde el sexilio…
Somos
manada LGTBIQ de las ruralidades que negáis.
Estamos
endoculturizad*s por las lenguas que arrasáis.
Sentimos,
expresamos, follamos y gemimos en clave antropológica.
Sabemos
de dónde venimos, de dónde nos echásteis, del hogar compartido.
Volveremos
a nuestros aldeas para generar emancipaciones transmaribibolleras.
Nos
eregimos con cuerpos-cortocircuito; con identidades de trinchera.
Por
eso seremos antídoto contra amnesias, globalismos y etnocidios.
Siempre
estaremos articulando barricadas étnico-sexuales; símbolos
redimensionados.
…Soberanías,
Autodeterminaciones, In(ter)dependencias...
Somos
hij*s del ecofeminismo campesino, de saberes ancestrales.
No
aceptamos la emigración como destino ni la urbe como estilo.
Nuestra
pluma no es eurocéntrica; late con los pueblos del Sur global.
No
acreditamos en el desarraigo forzoso como paradigma de la libertad.
Nos
rebelamos contra todo (s)exilio y desestructuración inducida.
Chueca
no es nuestro Olimpo; el homocentrismo no es nuestra meta.
Nuestro
“ambiente” es el ecosistema que añoramos, espacios que aspiramos
a articular.
Por
ello no apostamos por individualismos que nieguen apoyo mutuo y
comunitarismo.
…Nuestro Orgullo;
identidad fragmentada entre lo nacional-popular y lo afectivo-sexual...
Rompemos
armarios arraigad*s desde una óptica postcolonial.
Concebimos
la liberación como praxis integral que armonice cuerpo, sujeto y
territorio.
Somos
soberanistas en lo agroalimentario, lo ecológico y lo
socioeconómico.
Nos
sentimos transfeministas pero ajen*s a las cloacas postmodernas de la
no-identidad.
No
acotamos nuestras ganas de emanciparnos a siglas, roles o
alienaciones.
Razón,
sentimiento y emoción; conjuntos entrelazados en mil fronteras.
Nodos
complejos que resisten a dinámicas asimilacionistas y cosificadoras.
Sabemos
que el colonialismo semienta multitud fragmentada para recoger
miserias.
…Despatriarcalizar aldeas
y parroquias para articular el retorno feminista…
Nuestras
sexualidades son místicas, atlánticas, paganas, tribales y
célticas.
Atronamos
con aturuxos atronadores en la algarabía del encuentro.
Amamos
en gallego, nombramos con gheada, escribimos en reintegra.
Nos
redimensionamos con historias de brujas paganas y mitologías
recreadas.
Somos (r)existencias
gallegas desde etnicidades constructivistas; posibilidades en código
abierto.
(Re)construcción
afectiva, internacionalista; mimo compartido, pueblos originarios.
Diosas,
druidesas, ninfas y meigas; memoria viva entre equinocios.
…Anclad*s en lo
antropológico, ubicad*s en lo nacional…
Sólo
entendemos nuestra libertad antipatriarcal si está inmersa en la descolonialidad.
El
sexilio impuesto por la metrópoli no puede alejarnos de nuestros
pueblos.
Siempre
planteamos el retorno para despatriarcalizar nuestros territorios.
Convencid*s
de la soberanía plena y del derecho a decidir de todas las Matrias.
Nuestra
meta es regresar para rehabitar; cultivar ecofeminismo de base.
Más
allá de que se nieguen nuestras etnicidades y cosmovisiones locales.
En
el Norte global también se sufre el yugo milenario de Patriarcados
coloniales.
Nos
negamos a ser colonias sin derecho a decidir; países reducidos a
regiones tuteladas.
Viva el flujo, el margen y el intersticio!
Viva el arco iris sobre un horizonte de pana, lino y espeso verdor!
*Ángel Amaro