martes, 10 de marzo de 2015

"Cosificación androcentrista y academicismo decimonónico: las violencias patriarcales de las No-Luces"


Ángel Amaro

Palabras clave:
Patriarcado Ilustrado, Proyecto Ilustrado, feminicidio, ecocidio y cosificación 
 Resumen:
El Proyecto Ilustrado supuso una transformación radical en la sociedad occidental del siglo XVIII. La conceptualización de los derechos humanos y la ciudadanía abrió un nuevo horizonte de posibilidades que - lejos de romper con el patriarcado - reforzó de alguna manera los pilares de la sociedad antropocéntrica y androcéntrica; cristalizando la Modernidad como un proyecto cosificador y homogeneizador (las No-Luces). Desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX se van institucionalizando los principios positivistas, darwinistas y desarrollistas dando lugar a urbanismos ecocidas y androcéntricos, economías especistas y eurocéntricas, y modelos de sociedad insostenibles. La Constitución de Estados Unidos (1787) y la Constitución de Francia (1791) suponen dos hitos en la historia del constitucionalismo y vertebración de los Estados-Nación patriarcales capitalistas. Es sumamente importante analizar desde una sociología crítica feminista como aborda y dimensiona la legislación ilustrada y la academia decimonónica a las mujeres, las minorías étnicas y la naturaleza no-humana. 


1. Introducción:
El Siglo de las Luces (finales del s. XVII – Revolución Francesa) popularmente conocido como La Ilustración - fue un período histórico cultural y sociopolítico caracterizado por la fe ciega en la razón (racionalismo y heliocentrismo). Una propuesta de cambio estructural que se proponía erradicar la fe ciega en la religión (teocentrismo y geocentrismo) y sentar las bases del Estado Moderno centralista y contractualista (Constitución Liberal).
En este proceso de cambio social es sumamente importante tomar como referencia la publicación en 1751 de L'Encyclopédie (Denis Diderot y Jean d'Alembert) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). Dos hitos históricos que marcarán un antes y un después en La Ilustración ya que se conceptualizan los derechos humanos y la ciudadanía; emergen las ciencias sociales en la vertebración del nuevo Estado Moderno (orden público, civismo, higienismo social, tratados de buena conducta, etc.)
En este sentido - pese a la transformación evidente y cambio sistémico - no debemos obviar que desde una perspectiva sociológica crítica y feminista es sumamente importante comprender el contexto sociopolítico de La Ilustración y realizar de manera constructiva y científica todas las autocríticas necesarias (no cayendo en binarismos “anti” o “pro” Ilustración). Podemos hablar de No-Luces o Patriarcado Ilustrado para referirnos a la mutación estructural que se materializa simbólicamente en el guillotinamiento de Olympe de Gouges el 3 de noviembre de 1793. Escritora y política francesa implicada activamente en la defensa de la diversidad de la ciudadanía y la universalización de los derechos humanos a las mujeres, las minorías étnicas, la naturaleza, etc.


Asesinar desde el moderno Estado-Nación (post-Antiguo Régimen) a la redactora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana pone en evidencia que entre ideas racionalistas, positivistas y progresistas cohabitaban lógicas, posicionamientos y propuestas androcentristas (feminicidas) y antropocéntricas (ecocidas). Un proyecto ilustrado marcado por el masculinismo y la falocracia binarista privado/público, mujer/hombre, pasivo/activo, etc.
Desde esta lógica antropocéntrica y androcéntrica el varón ciudadano y propietario se convierte en pilar fundamental del nuevo escenario racionalista y positivista. Un actor social denominado “homo œconomicus” (John Stuart Mill,1836) que encuentra respaldo desde las instituciones y la academia para domesticar, cosificar y controlar a humanos (mujeres, minorías étnicas y sexuales, etc.) y no-humanos (animales, naturaleza, etc.)



2. Planteamiento sociológico:
La ciencia moderna articulada alrededor de la mecánica newtoniana, que explicaba el mundo como enorme maquinaria previsible, daba carácter científico a la vieja creencia bíblica del ser humano como centro del mundo, y consolidaba la percepción de la naturaleza como un enorme almacén de recursos a su servicio. El antropocentrismo quedaba legitimado por la ciencia naciente y dado que el relato de la realidad dominante lo establecían los hombres, en realidad constituía una visión androcentrista”, Yayo Herrero y Marta Pascual (2010)

El devenir falocéntrico (predominio y canon sexista) de La Ilustración se expande por todas las esferas (institucional, familiar, academia, social, etc.) y es sustrato del pensamiento occidental Moderno. La aparición del hombre moderno y ciudadano ocupa la esfera pública obviando los procesos de la reproducción social de la vida (economía de cuidados, ciclos de la naturaleza, biodiversidad, culturas ancestrales, pueblos minorizados, etc.). De esta forma cosifica a sus semejantes y su entorno fomentando el binarismo naturaleza-cultura (la otredad considerada como lo exótico, incivilizado, inmoral o salvaje). A la mujer se la considera “infantil y no racional”, al migrante se le tacha de “salvaje y exótico” y a la naturaleza se la percibe “indómita y virgen”.
De esta forma vemos que los conocimientos, las corrientes de pensamiento y el avance de las ciencias van avanzando y legitimando un Proyecto Ilustrado antropocéntrico y androcéntrico que estigmatiza los saberes y conocimientos no institucionalizados, cosifica a las mujeres y domestica a la naturaleza y los animales no-humanos en aras del progreso y la modernidad.

2.1. Educación y moral al servicio del Patriarcado Ilustrado
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es clave en la consolidación de una pedagogía patriarcal de estado. Toda una serie de planteamientos y propuestas específicas que en “Julieta o la Nueva Eloísa” (1761) y en el “Emilio o de la Educación” (1762) presenta sobre la educación y la socialización etapista perfecta del hombre y la mujer de cara a la vertebración pública del consenso social, “El Contrato Social” (1762).

La pedagogía machista impregna La Ilustración. Reflejo de ello es que de las cinco libros que configuran el “Emilio o de la Educación” (1762), sólo el Libro V se centra en la educación de las mujeres. Haciéndolo dentro de un título sexista y paternalista: “Libro V (Adultez, matrimonio, familia y educación de las mujeres)”. El Proyecto Ilustrado plantea la domesticación de la naturaleza, las minorías y las mujeres para el óptimo funcionamiento del Contrato Social y la racionalización de la economía y los sectores productivos clave. En este sentido la mujer es cosificada y reducida a máquina utilitarista al servicio del Patriarcado Ilustrado (mujer cuidadora, mujer reproductora, mujer sumisa). La mujer queda atada epistomológicamente a la naturaleza y una condición no-ciudadana de sujeto no-racional, no-pensante. En el Libro V “Sofía o la Mujer” queda muy clara la propuesta de Rousseau: “estando sujeta al juicio de los hombres, debe ser merecedora de aprecio, sobre todo del de su marido; no solamente debe ser su persona la causa de aprecio, sino también su conducta; ante el público debe justificar la elección de su marido y honrarle con el honor que le rindan a ella. Ahora bien, ¿cómo llevará a cabo todo esto si ignora nuestras instituciones, nuestras usanzas y nuestro bien parecer, y no conoce la fuente de los juicios humanos ni las pasiones que las determinan?” (el subrayado es mío). Se ve claramente que el proyecto pedagógico androcéntrico es asimilacionista y masculinista, partiendo desde una óptica falocrática de dominación y modelado, de socialización patriarcal.

2.2. Cosificación y aparición del panóptico: liberalismo y ecocidio


En 1791 Jeremy Bentham - por encargo del rey Jorge III - diseña un modelo de cárcel utilitarista y rentable en relación a criterios economicistas, de control y vigilancia extrema. Este diseño “vanguardista” (óptimo en la técnica de observación total de los sujetos recluídos) será rápidamente asimilado y adaptado a la sanidad, la educación y el ejército. La hipervigilancia panóptica y la pedagogía cosificadora del control extremo serán extrapoladas a la Escuela, el Manicomio, el Cuartel, el Sanatorio, etc.
Desde el libre mercado y el positivismo radical se tiene fe ciega en el racionalismo que hace uso del biopoder para generar nuevas estructuras. La arquitectura y el urbanismo también se convirtieron en paradigmas del panóptico a la hora de ordenar el territorio y las ciudades. Apelando a la higiene, el orden público y la circulación se llevaron a cabo numerosos planes racionalistas que redefinieron las ciudades al servicio del estado-nación androcéntrico y ecocidio. Ejemplo de ello es el “Plan Haussmann” (1852) que con la apertura de grandes avenidas y la proliferación de plazas faraónicas no buscaba otra cosa que la privatización del espacio, la glorificación de los líderes mediante estatuas y bustos, la guetificación de las minorías y la represión de la protesta social. El urbanismo patriarcal definido en relación al “homo economicus” siguiendo un canon patriarcal que diseña el espacio público para ser ocupado por el varón ciudadano y productor. Las ciudades se redefinen para ser transitadas pero no habitadas, para ser ocupadas pero no sustentables y vivibles.

Durante toda la etapa de ensanches burgueses y revolución urbanística del siglo XVIII las mujeres no participan en igualdad de oportunidades (directamente no se las deja participar) para definir el espacio público, diseñar las políticas urbanísticas y poder abandonar el espacio doméstico ya que no se tenía en cuenta (ni se tiene) la esfera reproductiva de la vida social.
Urbanismo y sexismo se dan la mano desde la Antigüedad Clásica. Se puede apreciar la relación entre racionalismo neoclásico, arquitectura y anatomía en la obra de Leonardo da Vinci “El Hombre de Vitrubio” (1487). Obra artística que transmite las dimensiones equilibradas y racionales de la anatomía del Hombre, todo un canto al racionalismo y a la Antigüedad Clásica que toma al Hombre como canon y paradigma de la perfección. En este sentido cabe resaltar que Marco Vitruvio Polión fue un arquitecto y tratadista de la Roma de Julio César. Los cánones de la arquitectura trasladados al cuerpo generan una simbiosis racionalista de cosificación y binarismo a semejanza de la que existía en la Grecia y Roma clásicas.

2.3. Ciencias Sociales y conocimiento institucionalizado: el caso de la histeria
Cuando la Revolución Francesa irrumpe en el siglo XVIII transformando radicalmente las estructuras de poder y liquidando las lógicas del Antiguo Régimen la ciencia se pone manos a la obra para comprender, analizar y explicar todos y cada uno de los cambios producidos: los fenómenos sociales, los nuevos actores sociales, los conflictos y sus causas, etc. Psicología social, demografía, geografía, sociología, etc. surgen o se transforman radicalmente para dar respuestas y, como no, ser legitimadores desde el ámbito académico de las nuevas reformas y propuestas racionalistas. Sobra ver a modo de ejemplo la frase dicha por el fundador de la sociología Auguste Comte (1824): “Las mujeres viven en una infancia perpetua”. Se justifica así sociológicamente desde las ciencias sociales la condición natural de la no-ciudadana. La mujer no-productiva (esfera pública) y reproductora (esfera doméstica) recluída en el hogar (gobernada por el legislador, controlada por el marido y estudiada por el científico). Un ejemplo muy conocido por androcéntrico y sexista es el caso de la histeria. Concepto que proviene del griego ὑστέρα (útero), se mantuvo vigente hasta el siglo XIX como “paroxismo histérico” diagnosticado como enfermedad en la medicina occidental.

Dese la antigua Grecia se venía arrastrando por todas las ramas del saber institucionalizado la idea de que “el útero deambula por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llega al pecho”. Desconocedores del cuerpo de la mujer y la sexualidad femenina, luego teóricos de una ginecología androcéntrica, los científicos diagnosticaban “un amplio abanico de síntomas, que incluían desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza, pérdida de apetito y «tendencia a causar problemas»” (profesor Jean-Martin Charcot, 1886).


Creadas las ciencias sociales, las corrientes de pensamiento y teorizadas las propuestas académicas; se pasó a una segunda fase desde finales del siglo XVIII (hasta finales del siglo XIX) de creación y proliferación de instituciones y fundaciones legitimadoras de todo ese conocimiento darwinista, positivista y funcionalista; de todas esas propuestas en las que el antropocentrismo, el androcentrismo y el etnocentrismo eran el sustrato ideológico. Instituciones del Norte capitalista y urbanista que describían al Sur (desarrollado/subdesarrollado), definían a las mujeres (ciudadano/mujer) y teorizaban sobre las etnias (salvaje/civilizado).
Las ciencias sociales albergaban en su génesis una doble vertiente (legitimadora y emancipatoria) que hasta finales del siglo XIX se redujo a una visión monocausal, lineal y parcial de la realidad social que sólo buscaba no alterar el status quo establecido. ¿Sentar las bases de los estados-nación liberales o propiciar otro cambio de paradigma revolucionario?

En esta faceta cosificadora y explicativa se obvió la actitud y dimensión emancipatoria que podría tener en su génesis toda ciencia social, pero la ideología funcionalista, positivista y darwinista (mediados del siglo XIX) empapaba todas y cada una de las ciencias sociales. Por esta razón se estigmatizaba el conflicto y el apoyo mutuo en sociología, se obviaba la educación feminista en pedagogía, se tenía mayoritariamente una óptica etnocentrista y colonialista en antropología, se cosificaba a las minorías sexuales en psicología y psiquiatría, y se cartografiaba a la naturaleza de manera mecanicista en geografía. Todo un conjunto de dispositivos académicos e investigadores al servicio de la mecanización, el automatismo y el desarrollismo del modelo depredador capitalista y patriarcal.


Tampoco es azaroso que la inmensa mayoría de las fundaciones e instituciones académicas que ejercen presión y control en la agenda internacional surgiesen en los Estados Unidos de Norte América. La acumulación del capital fue de la mano de la acumulación del conocimiento académico y en la institucionalización de un perfil concreto de saberes y disciplinas al servicio del status quo dominante. Todo ello asociado al reconocimiento y prestigio que mayoritariamente tenían los hombres como directivos, investigadores, financiadores, catedráticos y profesionales del conocimiento que controlaban la opinión pública, los medios de producción y las redes formales del academicismo.

3. Discusión:
Hay una nueva ignorancia ligada al desarrollismo de la ciencia, hay una nueva ceguera ligada al uso degradado de la razón, las amenazas más graves que enfrenta la humanidad están ligadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento. Es necesario tomar conciencia de la naturaleza y de las consecuencias de los paradigmas que mutilan el conocimiento y desfiguran la realidad”, Edgar Morin (2003)


En el contexto actual de posmodernidad (Jean Baudrillard, 1997) o modernidad líquida (Zygmunt Bauman, 1999) la sociología crítica y feminista tiene mucho que aportar a esta crisis civilizatoria que estamos viviendo actualmente. No se trata de enterrar la Modernidad y dar un salto al vacío a la Postmodernidad, sino más bien todo lo contrario. Desde una óptica feminista y ecologista caminar hacia la constitución de otra Modernidad posible y vivible, postdesarrollista y postcolonialista. Desenmarañar los entresijos de la Ilustración y el Proyecto Ilustrado para extraer buenas prácticas y malas prácticas, para no caer en el racionalismo tecnocrático o el romanticismo relativo.
Entre las Luces cohabitaron No-Luces, eso es una realidad, pero no se el único objetivo de la sociología crítica reducir el análisis a la explicación multicausal y descriptiva, sino que también se debe pasar a la transformación, la proposición y la acción. No cayendo en binarismos sociológicos que tienden a la inacción y el conflicto paralizante: razón/emoción, teoría/praxis, modernidad/postmodernidad, cuantitativo/cualitativo, etc.

Para llegar al postdesarrollo y el decrecimiento se debe desmontar teóricamente todo el sustrato que desde las No-Luces fueron caldo de cultivo para las lógicas desarrollistas, acumulativas, antropocéntricas, capitalistas, depredadoras del medio y, por tanto, ecocidas.
Y para conquistar la igualdad real entre hombres y mujeres, y acabar de esta manera con el patriarcado, se debe desmontar también desde la teoría y la academia todo el sustrato que desde las No-Luces legitimaron el binarismo de género, el masculinismo falocrático, la invisibilización de la economía de los cuidados, el androcentrismo y el heterocentrismo. Las violencias patriarcales y el patriarcado en su conjunto, se adaptó tras la caída del Antiguo Régimen a la sombra de la Ilustración dando lugar a las No-Luces.
Todo un trabajo ambicioso e interdisciplinar para logar despatriarcalizar la Ilustración sin destruir las propuestas humanistas y éticas que se vertebraron desde finales del siglo XVIII. No es una tarea sencilla, pero sí una labor sumamente revolucionaria que no debe llevarnos a la alienación o el relativismo, sino todo lo contrario: caminar hacia adelante con autocrítica pero “hombros de gigantes” (Bernardo de Chartres).

4. Referencias bibliográficas:
Amorós, Celia (1990). “El feminismo: senda no transitada de la Ilustración”, en lsegoría: Revista de Filosofía Moral y Política, nº 1. Instituto de Filosofía, CSIC, (p. 139)

Amorós, Celia (1997). Tiempo de feminismo: sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad. Madrid: Cátedra

Broswimmer, Franz J. (2005). Ecocidio: breve historia de la extinción en masa de las especies. Pamplona: Laetoli:

Jean-Jacques, Rousseau (1762). “Emilio, o de la Educación”. Fontanella (1973): Barcelona

Herrero, Yayo; Pascual, Marta (2010). “Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir futuro”; en Diario Rebelión. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=103036 [consultado: 4-11-2013]

Molina Petit, Cristina (1994). Dialéctica feminista de la Ilustración. Barcelona: Anthropos.

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Puleo, Alicia (1994). “Sujeto, sexo y género en la polémica modernidad-postmodernidad”; en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, nº31, (p. 111-122)

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